🧼 El recorte que nos sale caro
“No hay peor inversión que cortar la salud de quien trabaja. Salvo una: creerse que eso no nos va a alcanzar a todos.”
Millones de ciudadanos están por quedar fuera del sistema de salud porque alguien —con traje caro y corazón barato— decidió que “no hay plata”.
¿La solución? El bisturí presupuestario.
¿El diagnóstico? Déficit.
¿El efecto secundario? Niños sin pediatra. Madres sin chequeo. Ancianos sin respiro.
Nos dicen que hay que elegir entre cuidar al país o cuidar a los pobres. Como si fueran cosas distintas. Como si un país sin pobres cuidados pudiera llamarse civilizado.
Aquí no hay “milagros de mercado”. Hay políticos que regalan impuestos a gigantes y luego piden austeridad a quien vive con una comida menos por semana.
¿Querés saber lo que realmente nos sale caro? El cinismo.
Y la cobardía de no enfrentarlo a tiempo.
Este Cajón de Jabón no es un púlpito, ni una tribuna partidaria.
Es un lugar de palabra libre, donde las voces que no caben en los titulares puedan alzarse sin permiso.
Hoy empezamos hablando de salud. Pero no solo de hospitales.
Hablamos de ese derecho mínimo a no ser descartado por falta de cobertura, de ingresos o de edad.
Porque si permitimos que eso se normalice, no es solo el sistema de salud lo que se rompe.
Es el pacto entre personas que quieren vivir juntas y no solo sobrevivir.
Así que bienvenidos.
Suban si quieren.
El micrófono es de ustedes.
Y el silencio, también.
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