Buenos Aires, 05/07/2025
Desde el fondo del mortero, con la cuchara en la mano
¡Hola, Don Avogadro!
Lo saluda atentamente Abuela Pecas, la que no necesita lentes para ver que en este país están pasando cosas. Algunas feas, sí, como siempre. Pero también hay movimiento, y cuando algo se mueve, aunque sea con chirrido, quiere decir que no está muerto.
Ahora, vamos por partes, como decía mi carnicero:
1. “Milei no hizo nada”
¡Por favor, Don Enrique! El Presidente no para de hacer. ¿Que no le gusta lo que hace? Bueno, eso es otro tema. Pero de que hace, hace. Saca decretos como quien pela mandarinas, corta presupuestos como si fueran ravioles vencidos, y le grita al Congreso como si estuviera en una parrilla con los primos.
2. “La justicia está dormida”
¡No tanto! Mire que la señora que tiró 25 kilos de popó perruno en la casa de Espert ya se comió una semanita en cana y ahora anda con tobillera. Eso no lo cuenta nadie, claro. Pero no me venga con que acá todo sigue igual. Que no lo transmita TN no significa que no pasó.
3. “Todo es culpa del gobierno”
Don Enrique, le pido que le dé una chance a la alegría. Entiendo que usted tiene una pluma brillante y una memoria histórica digna de museo nacional, pero si todo lo que ve es oscuridad… ¿no será que se le quemó la lamparita?
4. “El Congreso es una vergüenza”
Sí, eso se lo concedo. Es un teatro con butacas rotas. Pero mientras usted hace la crítica de la obra, por lo menos reconozca que los actores se están sacando los pelos a mordiscones. ¡Eso también es movimiento! No todo es estancamiento. A veces el caos también barre.
5. “Avogadro atrasa”
No se enoje, Don, pero la verdad es que hay que aggiornarse. No digo que se suba a TikTok bailando con Javier Milei, pero tampoco hace falta que cite a Spengler cada semana. Un meme, una ironía, ¡una emoji al menos! No vendría mal. Usted es parte del patrimonio editorial del país, pero eso no significa que deba vivir en la parte del museo sin calefacción.
6. “Si no ayuda, estorba”
Ahí sí que me paro. Porque criticar también es una forma de ayudar. Pero lo que molesta, Don Enrique, es que nunca le salga una pizquita de entusiasmo, ni siquiera cuando pasa algo bueno. ¿Un ferrocarril que no descarrila? ¿Una licitación sin sobreprecios? ¡Vamos, tire una flor!
En resumen:
Querido Don Avogadro, usted tiene todo mi respeto, pero también mi cucharón si insiste en ver el país con anteojos empañados. No sea aguafiestas profesional. Venga, lo invito a tomar un mate (sin cianuro) y a ver que algo, aunque sea poquito… está funcionando.
Con afecto,
Abuela Pecas – desde Buenos Aires, con las pantuflas puestas y el radar encendido
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